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viernes, 27 de septiembre de 2013

Los libros vivos


“Los libros no son cosas muertas estáticas. Contienen la potencia de la vida dentro de ellos, para que puedan ser tan activas como la mente que las escribió. Conservan la más pura energía y expresión de la mente viviente que los creó, como si estuvieran en una botella. Destruir a un buen libro es casi como matar a un hombre. El que mata a un hombre mata a un ser bueno, razonable, creado a imagen de Dios, pero el que destruya a un buen libro mata a la razón misma, y mata la imagen de Dios mismo”. Milton.
 

 
Según el estudio KTM Research realizado por la consultora MarkeTeen, el 87 por ciento de niños en edad escolar (6-10 años) no lee o no le gusta leer. Sin embargo, sólo un 1 por ciento de los preescolares ha manifestado que no le gusta escuchar cuentos. ¿A que se debe este cambio repentino? ¿Cuáles son las razones por las cuales los niños van perdiendo el gusto por la lectura? ¿Será que lo padres dejan de comprar libros o de contar cuentos a medida que el pequeño crece? ¿Será la escuela y el sistema tal como está planteado que no fomenta la lectura como es debido? ¿Será que hay muy pocas firmas editoriales que ofrecen productos de calidad? Yo creo que es una mezcla de todas ellas. Los niños van perdiendo el amor por la lectura porque la familia lo ha perdido, porque la escuela incentiva poco y porque los libros buenos hoy en día son escasos.
 

¿A que me refiero con “libros buenos”? C.S. Lewis dijo que un buen libro no merece realmente la pena ser leído a la edad de diez años si no es igualmente merecedor de leerse a los cincuenta.

 
Gladys Hunt expresa en Honey for a child´s heart: “Los libros Buenos tienen una fuerza de vida que impulsa a los niños hacia adelante. Los libros lanzan creatividad a las mentes de quienes los absorben. El autor captura la realidad, lo permanente de la vida, y algo despierta en el corazón del lector que perdura (…) Un buen libro tiene una profunda clase de moralidad, no la moralidad sentimental barata que se desarrolla en una trama pobre y con héroes superficiales, sino aquella fuerza que inspira la vida interior del lector y dibuja lo que es noble. Un buen escritor tiene algo que vale la pena decir y lo dice de la mejor manera posible. El autor respeta la habilidad de comprender del niño. Los principios no están predicados, sino que están implícitos en la trama de la historia.”


Charlotte Mason los llama LIBROS VIVOS. Libros cuyas “ideas nos alcanzan directamente desde la mente del pensador. Y es a través de estos libros que entramos en contacto con las mejores mentes”.


Se han editado libros de goma, de plástico para el agua, de cartón para pequeños lectores, de tela… libros con distintas formas, con colores, brillos, con muñecos incorporados, con sonidos… y aún así la industria no puede hacer que los niños de edades avanzadas lean más.

Como Lic. En marketing les digo: algo está fallando. Y no es el empaque, no es la portada…. Es la historia misma.


Se encuentran pocas “historias que te hagan maravillar. Historias hechas para la risa. Historias con un entendimiento del coraje, el amor y la belleza. Historias que traen un hormigueo por grandes aventuras, con audacia, con sombría determinación, con la capacidad el ver el peligro hasta alcanzar el final. Historias que ponen nuestras mentes a arrodillarse en reverencia; historias que muestran la ternura de la verdadera piedad, la fuerza de la lealtad, un gustoso respeto por lo que es bueno” (Ruth Sawyer. The Way  of the Storyteller”.

 
Basta con entrar a una librería cualquiera para ver la gran cantidad de basura que le venden a nuestros hijos y que padres, en su desconocimiento, compran. Cuentos clásicos mutilados, historias de los grandes que han perdido su esencia y se han convertido en un pedazo de cartón comercial maquillado con dibujos que se alejan del buen gusto. Libros sin trama, con personajes sin sentido y palabras simples que subestiman al lector infantil. Y lo peor es que padres y docentes, sumergidos en una sociedad que corre para llegar a una meta casi desconocida, regala a los niños esta clase de material por no disponer del tiempo adecuado para buscar y buscar y buscar hasta encontrar un libro de calidad.

 Los niños tienen dos necesidades básicas: necesitan leche y miel de sus padres. La leche simboliza el cuidado otorgado a las necesidades físicas: cepillarse los dientes, tomar el jugo de naranjas, comer los vegetales, dormir lo suficiente. La miel simboliza la dulzura de la vida, esa calidad especial que hace a la vida cantar alegremente. La mayor parte de los padres es capaz de dar leche, pero solo una minoría da miel.“ (Honey for a child´s heart, Gladys Hunt.)



 Marina escribe en su blog Inactividad Magistral: “Los padres inconscientemente enseñan a sus hijos lo que es valioso por la forma en que le dedican su propio tiempo. Si la televisión es más importante para los padres que leer, los hijos estarán más inclinados a elegir lo mismo. Si la apreciación de la belleza y el regalo de la articulación son de significancia para ti, entonces sugiero que la exposición a grandes escritos será necesaria”.

Por eso inicié este espacio. Porque además de especializarme en marketing de productos para niños soy mamá de tres pequeños a los cuales tengo el placer de enseñar en casa. La Miel, las buenas historias, los Libros Vivos de los que nos nutrimos diariamente (descubriendo mundos nuevos, mirando la historia a través de los ojos de quienes la vivieron, o formando parte de los cuentos de hadas medievales) los voy a compartir acá. Este es el resultado de mi búsqueda… porque después de todo las cosas bellas existen, sólo hay que encontrarlas.